Mientras el mundo ve con temor la
inminente llegada del año 1000, el abad Brian de Liébana y los monjes
del monasterio de San Columbano, situado en el agreste y mágico paisaje
irlandés, tendrán que enfrentarse al misterioso poder de las fuerzas del
mal.
Cuentan los ancianos que hace mucho,
mucho tiempo, cuando el mundo se estremecía por temor al inminente fin
del milenio, un forastero llegó a las brumosas tierras de Irlanda con
una misteriosa misión. Dicen que ese hombre, un monje atormentado y
valeroso llamado Brian de Liébana, huía de unos malvados caballeros de
tez pálida y alma oscura, cuyo nombre nadie osa pronunciar en voz alta
sin santiguarse.
Los más viejos afirman que Brian y sus compañeros, sabios religiosos
venidos de todo el continente, se atrevieron a reconstruir el monasterio
de San Columbano, antaño escenario de una cruel matanza. Y aunque
algunos juran que profanar esas ruinas supuso el inicio de todas las
desgracias, otros opinan que fue la presencia intramuros de una hermosa
mujer celta lo que desató la ira de Dios.
Pero si hay algo que nadie niega en esa isla de cielo gris y abruptas
costas es que la muerte consiguió traspasar los muros del monasterio y
extenderse por los senderos del bosque cual preludio del apocalipsis.
Que una mano asesina, certera e impía, se cobró la vida de muchos
inocentes, y que, durante largos meses, druidas y monjes, nobles y
plebeyos vivieron atrapados bajo un denso manto de miedo y de sospechas.
Ésa es la leyenda dejad que os cuente ahora la verdadera historia.
Empecé este libro teniendo claro que me iba a gustar, pero cabe decir que no solo me ha gustado, ¡me ha encantado! La lectura me ha transportado a un lugar y una época que me maravillan, la imaginación se me desborda por completo, y es un gusto además leer una novela bien estructurada y tan bien escrita.
A pesar de las muchas páginas a las que se enfrenta el lector, 640 para ser exactos, resulta una lectura sencilla, amena, muy entretenida, me ha enganchado desde el inicio hasta el final. En algún momento puntual algunas partes se me han hecho un poco lentas, pero la impresión general es muy buena. Me ha gustado muy especialmente la ambientación tan bien conseguida.
En cuanto a los personajes, resulta muy fácil empatizar con Brian y Dana. He encontrado algún detalle que me hace ver a Dana como un personaje muy poco creíble para la época de que se trata, pero eso no ha restado ni un ápice mi interés. He odiado profundamente a Vlad Radú, el 'malo' de esta historia. Al menos estos tres están muy bien definidos, el resto de personajes son secundarios, entre los que me gustaría destacar a Michel, acompañante de Brian en sus aventuras.
Ha sido una lectura que recomiendo especialmente a quienes gustéis de leer historias en las que se mezclan no solo lo histórico sino también ciertas dosis de romance, misterio, aventuras, superstición, leyendas... Una novela que me ha merecido mucho la pena leer y que, por la sensación que me ha quedado al terminar el libro, queda posiblemente abierta a una segunda parte.